La riqueza de un carisma

En el lenguaje ordinario, la palabra carisma significa un talento excepcional. En el lenguaje cristiano, el carisma significa un don de Dios concedido para el bien de los demás.

¿Qué se puede decir del don concedido a nuestro fundador y de su respuesta? El P. Querbes fue sensible a la pobreza de las pequeñas parroquias rurales de su tiempo. Y de una manera más precisa, vio “una necesidad urgente para la Iglesia y la sociedad; quiso darle una respuesta y recibió la gracia para hacerlo”. ¿Qué necesidad? La de una educación cristiana que había que dar a los niños y la de las comunidades parroquiales necesitadas de una liturgia viva que alimentara el corazón y el espíritu.

El don concedido a nuestro fundador fue en primer lugar esa capacidad de ver con los ojos de Dios. Don que viene del Espíritu. El hecho es que su deseo de responder a las necesidades observadas, escribe, “le ocupaba totalmente y le seguía hasta el altar”.

La riqueza del carisma querbesiano reside en la innovación que supo aportar como respuesta a las necesidades percibidas. Mientras que la formación cristiana era hasta el presente algo reservado al clero, el P. Querbes reunió catequistas laicos para esta tarea. Este modo de proceder es muy actual desde que el Concilio Vaticano II promocionara el laicado para anunciar a Jesucristo y su Evangelio como fuente de renovación para las comunidades cristianas.

En la puesta en práctica del carisma del Fundador aparece otra originalidad. Se trata de que los nuevos maestros cristianos puedan en verdad convertirse en portadores de la Palabra. Así que les pide que se alimenten de ella diariamente. Y esto sigue siendo muy actual, como lo señaló Benedicto XVI en su mensaje del 2 de febrero de 2008 “Poned en el centro de todo la Palabra de Dios… Ayudad también a los fieles a ponerla de relieve en su vida diaria”.

Precisamente, el carisma del Padre Querbes dio origen a la Comunidad viatoriana. Es también necesario que este don sea actualizado constantemente y encarnado allá donde se implante. Como ha escrito Leonard Audet, el carisma del Padre Querbes “nos envía a la vez, a ser inventivos para responder a las necesidades actuales y saberlas tratar con medios actuales, pero en profunda continuidad y dinámica con la visión fundadora del Padre Querbes”.

El don hecho a la Iglesia por medio de Querbes (su carisma) continúa dando sus frutos, ya que la Comunidad viatoriana, fundada en 1831, reúne actualmente a viatores religiosos, sacerdotes y hermanos, y a viatores asociados, hombres y mujeres comprometidos en nombre de Jesucristo y su Evangelio. Nuestra misión nos orienta a la formación humana en todas sus formas, la formación catequética de los jóvenes y adultos, la celebración de la fe a través de la liturgia. Trabajamos en 15 países, tanto en Europa, América y África como en el Extremo-Oriente.

¡Que el Señor permita que esta semilla dé sus frutos cuando Él quiera para su mejor gloria y nuestro mayor bien!

En conclusión, deseo expresar mi admiración por la riqueza del carisma viatoriano. Veo en él la confirmación de nuestra verdadera identidad al servicio de nuestra misión en la Iglesia.

Gastón Perreault, c.s.v.